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Comisaría N°32 de Villarrica en ruinas: La sede policial de Santa Lucía se cae a pedazos

  • Foto del escritor: B. David Reyes
    B. David Reyes
  • 30 sept
  • 2 Min. de lectura
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En un hecho que evidencia el abandono institucional, la Comisaría N°32 del barrio Santa Lucía de Villarrica se encuentra en un estado deplorable y calamitoso, con un deterioro progresivo que la convierte en un verdadero riesgo para la integridad física de los agentes que prestan servicio allí.


La imagen registrada durante el fuerte temporal de esta mañana, dejó una escena indignante, techos visiblemente podridos, filtraciones de agua, paredes rajadas y el recinto completamente inundado. La lluvia cae dentro de la comisaría como si estuvieran a la intemperie, y la amenaza de un inminente derrumbe ya no es una suposición, sino una posibilidad real.


Desde la comisaría han confirmado que las condiciones estructurales se han reportado en reiteradas oportunidades a las autoridades pertinentes. Sin embargo, las promesas de refacción se han quedado en simples palabras, mientras los uniformados continúan trabajando en un ambiente indigno, insalubre y peligroso.


La situación no termina ahí, es que, el sanitario también está en condiciones lamentables, y en las habitaciones donde deberían descansar los agentes durante las guardias, el agua chorrea por las paredes y techos, generando un entorno inadecuado para quienes están llamados a proteger a la ciudadanía.


Cabe destacar que la Comisaría N°32 no es una dependencia menor. Se trata de una de las más estratégicas de Villarrica, situada en el barrio Santa Lucía, considerado zona roja por el alto índice de criminalidad, la proliferación de adictos al crack, y la presencia activa de redes de microtráfico de drogas. Los policías enfrentan diariamente una batalla desigual contra el crimen, sin siquiera tener un espacio digno desde donde operar.


A esta indignante realidad se suma el hecho de que la comisaría ni siquiera cuenta con un calabozo para alojar a personas detenidas, lo que compromete seriamente los procedimientos policiales y pone en entredicho la seguridad misma del barrio.


Resulta aún más bochornoso e inadmisible que mientras el Ministerio del Interior invierte en nuevas patrulleras, equipos y propaganda, ignore las condiciones inhumanas en que trabajan sus propios agentes que termina siendo un doble discurso que debería reflejarse en eficiencia y resultados, pero se condena a los policías al deterioro, al peligro y al abandono.


Este caso no puede continuar sin resolverse, las autoridades competentes deben asumir la responsabilidad de inmediato para que la Comisaría N°32 reciba la inversión urgente que necesita. No solo por los agentes que allí sirven, sino por los ciudadanos de Santa Lucía que merecen una policía eficaz, equipada y dignificada.

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